Éste es otro de esos casos de insignes figuras de éxito del rock, que fueron barridos del mapa por la ola alternativa. La verdad es que la música de Billy Idol siempre ha ido ligada a la fiesta y el buen rollo (no es por casualidad que su propia vida se pueda resumir cómo Sexo, Drogas y Rock´n´Roll), y claro, cuándo llega la hora de ponerse triste y trascendental, se dió cuenta que no era lo suyo...
Conclusión: que una retirada a tiempo siempre es una victoria...O eso debió pensar el bueno de Billy tras el enorme fracaso que supuso su disco del 1993 Cyberpunk, supuestamente un intento de juntar su rock fiestero, con su pasado más punk y la electrónica del momento, resultando todo ello en un pastiche infumable...
Tras esta cagada, su aportación con una gran canción a la banda sonora de la peli Speed, volviendo a contar en sus filas con su mano derecha Steve Stevens y, después, el silencio. Once años de silencio.
Supongo que durante todo ese tiempo se dedicó a ver los toros desde la barrera, dejando pasar el maremoto grunge y disfrutando de la vida a su manera: tías, drogas, más tías, más drogas...Hasta que un día se encontró en un entorno propicio para su regreso, un siglo XXI carente de nuevas estrellas rockeras que pudieran eclipsar a las antiguas. Dicho y hecho, conjuntó una banda nueva y vuelve a llamar a su compañero de mil batallas Steve Stevens, para facturar un nuevo disco más punkarra y menos producido que sus discos de los 80, un pedazo de dinamita que por derecho propio se convirtió en lo mejorcito del 2005.
Disfrutadlo y pasarlo bien con los videos de todas las épocas de Billy Idol. Esperemos que no tarde tantos años en sacar otro álbum de este nivel.