
Supongo que encontrarse encasillado dentro de los férreos esquemas que siempre ha marcado el jefe Harris le sabía a poco al vocalista, con lo que decidió dar rienda suelta a sus influencias y salirse un poco de madre con un pasatiempo que, para mi, con el tiempo significó la primera piedra de las desavenencias internas dentro de los británicos y que acabarían con el abandono de Iron Maiden durante el resto de la década.
Personalmente, los discos de Bruce Dickinson en solitario siempre me han parecido bastante mejores que los de los Maiden durante los 90´s. A parte mantuvo una regularidad en la publicación de nuevo material bastante más alta que evidenciaba que sus ex-compañeros, demostrando que realmente necesitaba esta válvula de escape para su creatividad.
Éste, juntamente con el Balls To The Picasso significan la parte más abierta de mente del cantante, que posteriormente coquetearía con sonidos más "alternativos" en un intento de nueva banda llamada Skunk Works, para volver hacia un heavy más moderno, reclutando de nuevo a su ex-colega Adrian Smith. Pero esto es otra historia...